Mi mamá en la universidad

A mi mamá le gusta leer, no es extraño verla involucrada con algún libro y pasa horas sentada sumergida en la magia de la lectura.

Siempre se interesa por actualizarse, así que de vez en cuando la escucho que va a participar de alguna charla o taller relacionado con su trabajo. Pero cuando supe que había vuelto a la universidad me pareció extraño, no asimile la idea hasta que vi que realmente era verdad, es raro ver a tu mamá “haciendo tareas” o practicando un tema para una exposición.

Para su primer día de clases se veía emocionada, durante el almuerzo comentó que sabía que estaría sacrificada de tiempo pero que valía la pena intentarlo, mi padrastro se preocupaba porque entendía que ahora se descuidarían las cosas de la casa, pero mi mamá defendía su posición y recalcaba que ella se las arreglaría para cumplir con todo.

Esa noche la espere atento para saber, igual que ella hace conmigo cuando inicio algo nuevo, quería que me contara sobre su “primer día de clases”, ya que yo pensaba que estaría rodeada de jóvenes que quizá no guardaban relación con los intereses de ella. Me contó que todo estuvo bien, que la habían asignado a un grupo muy bueno y que estaba motivada a seguir.

La universidad tiene un método poco convencional, se llama Universidad de la Tercera Edad, dice mi mamá que asisten personas a partir de los 25 años y que es gratificante ver hasta entrados en los 60 años, solo asisten un día a la semana y reciben una asignatura por mes, ¡qué cómodo!, todos son adultos que trabajan y tienen familias formadas y la gran mayoría, al igual que mi mamá, está cursando una segunda carrera universitaria.

Como mi mamá trabaja mucho, a veces me llama para pedirme que la ayude mientras llega a la casa y le investigue algún tema en internet, le prepare una presentación o le busque algunas imágenes para apoyar un tema. Se siente bien ayudarla, recuerdo cuando era muy pequeño y ella se encargaba de hacer lo mismo para que yo quedara bien en mi clase. No cabe duda, el destino es impredecible, jamás pensé que a mis quince años iba ayudar a mi mamá con sus tareas. Se escucha extraño, pero qué gran satisfacción se siente.