Si yo pudiera votar

En mi casa no se habla mucho de política, a mis padres parece no importarle el tema. Mi mamá siempre dice que discutir sobre política no tiene sentido, que debemos respetar las consideraciones de los demás y dejar que cada persona admire y vote por el candidato que considere con mejores condiciones para ocupar la posición de presidente en nuestra amada República.

Sin embargo, aunque ella quiera ocultarlo, “se quilla” si alguien habla mal de la gestión del gobierno y corta la conversación con una clásica frase:

– En mi casa no se habla de política.

Y este mecanismo ha dado buen resultado, ya que, contrario a las acaloradas discusiones que he presenciado en casa de mi abuela, en la mía el tema pasa casi desapercibido y nadie termina ofendido.

A menudo escucho, en la época de elecciones, como los candidatos se pelean entre sí y buscan “la quinta pata del gato” para desacreditar su oponente.

Desconozco si esta táctica está dentro de la ética política, pero considero que en vez de gastar energías peleando con los demás, los candidatos presidenciales deberían unificar sus criterios y crear un plan en conjunto que nos beneficie a todos.

Como no puedo votar, tampoco puedo opinar, pero es difícil mantenerse ajeno al ambiente político en un país donde la TV, la radio y las calles te bombardean de publicidad de todos los partidos a la vez.

Así que como solo tengo trece años me limitaré a hablar sobre política con mis amigos del cole. En mi casa nada que decir, sobre todo porque mis admiraciones políticas están muy divorciadas de las ideas de mis padres. He vivido poco, nunca he trabajado ni he pagado impuestos, pero ya saben, uno siempre tiene algún candidato que sencillamente “le cae bien”.